Al igual que otros mamíferos, los humanos sienten calma y protección ante ciertos sonidos monótonos: por ejemplo, las gatas ronronean a sus crías del mismo modo que la mamá humana le canta una canción de cuna a su bebé.
En ambos casos, el sonido constante transmite una sensación de seguridad y de relax. sin embargo, los ruidos cortos y repetitivos, como el goteo o el chirrido de una puerta, se asocian a la presencia de un posible depredador y pone nuestro organismo en situación de alerta.
1 comentario:
interesante!!!
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